En la Biblia, los humanos fracasan continuamente como compañeros del pacto de Dios, hasta que Jesús vino a cumplir lo que nosotros no podíamos, restaurando nuestra relación con Dios.
Las Escrituras usan todo tipo de imágenes y metáforas para hablar de la relación de Dios con los humanos: padre, madre, maestro, rey. Todas estas imágenes son ciertas, pero hay otro aspecto de nuestra relación con Dios que muchas veces se pasa por alto. Los humanos fueron creados para ser colaboradores de Dios.
Al principio de la Biblia, esa relación de colaboración se ve entre Dios y los humanos. Dios crea a los humanos para que gobiernen la creación junto a él, pero los humanos no estuvieron a la altura de ese llamado. A pesar de la rebelión humana, Dios tiene la misión de restablecernos en este rol.
Jesús invitó a las personas a seguirle y a entrar en nueva relación de pacto con Dios. A pesar de nuestras fallas, podemos entrar en este nuevo pacto porque Jesús ya cumplió nuestra parte del trato. Por medio de su perfecto cumplimiento del nuevo pacto, ahora podemos disfrutar de una alianza renovada con Dios.
Al final de la Biblia, vemos que Juan describe una alianza nueva y perfecta en la que los humanos trabajan con Dios para difundir una vez más la bondad y la perfección por todo el mundo. El rol ideal de Dios para la humanidad se restablece una vez más a través de Jesús.