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Ágape / Amor

El amor bíblico se refiere a más que solo un sentimiento. Se trata de amar a alguien independientemente de su respuesta y está perfectamente modelado por Jesús.

Serie Estudio de palabras 21/12/17
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Preguntas para la reflexión personal o conversación grupal:

  1. Cuando Jesús llegó, el amor de Dios se convirtió en una realidad encarnada en nuestro mundo. El Dios de la Biblia no sólo expresa amor por medio de Jesús; él es amor. Como Dios trino (Padre, Hijo y Espíritu) siempre ha sido y siempre será un ser comunitario enfocado en los demás, que se da a sí mismo y que piensa, siente y actúa con amor puro. Lee 1 Juan 4:16 y Juan 15:9-13, tomando nota de la relación trinitaria y del tema de vivir y permanecer. ¿Qué observas?
  2. Lee Marcos 12:29-31 y toma nota de cómo Jesús cita la Biblia hebrea (Deuteronomio 6:4-6; Levítico 19:34). ¿Cómo se relaciona el amar a Dios con amar a otras personas?
  3. La Biblia hebrea registra la historia de los antiguos israelitas mientras luchan por llevar a cabo el mandamiento de amar a Dios y a los demás. Si Israel tuvo dificultades con esto, ¿cómo podemos esperar hacerlo mejor nosotros? Jesús nos ayuda cuando agrega un nuevo mandamiento para empoderar el mandamiento más grande. Compara Juan 13:34 con Marcos 12:29-31. ¿Cuál es la diferencia entre estos dos mandamientos? ¿Cómo nos capacita Jesús para llevar a cabo el mandamiento más grande?
  4. El amor ágape no es principalmente un sentimiento que tienen las personas. Este tipo de amor conlleva la decisión de actuar de tal modo que se brinde bienestar a los demás. Usando la definición de amor de Pablo en 1 Corintios 13:1-7, analiza cómo nos ama Jesús. ¿Por qué Jesús es paciente, amable, humilde y desinteresado con nosotros? ¿Cómo desafía este tipo de amor las ideas más populares y modernas?
  5. Jesús dice que el estándar supremo del amor auténtico se ve cuando tratas bien a la persona que no soportas: tu enemigo. Deja que esto penetre tu corazón mientras lees Lucas 6:27-36. Fíjate en cómo Dios muestra misericordia a las personas ingratas, deshonestas y violentas. ¿Qué nos revela eso sobre el carácter de Dios? Analiza cómo describe a Dios el versículo 36. ¿Cómo crees que el amor y la misericordia se relacionan entre sí?

Referencias de las Escrituras

Lucas 6:31 Marcos 12:31 Deuteronomio 6:5 Levítico 19:18 Lucas 6:35 Romanos 5:8 1 Juan 4:9 1 Juan 4:11

Para los más curiosos…

Un tiempo de anticipación llena de esperanza

Durante siglos, los cristianos de todo el mundo han dedicado las cuatro semanas previas a la Navidad para prepararse para la celebración del nacimiento de Jesús. Es un tiempo en que contemplamos su primera venida mientras anhelamos su segunda venida. En las cuatro semanas de Adviento, meditamos en la esperanza, la paz, la alegría y el amor.

Llega el Príncipe de Paz

La Biblia hebrea termina con el pueblo de Dios esperando expectante al rey supremo: el ungido que iba a traer la paz al mundo. En el libro de Isaías, leemos la profecía sobre el tan esperado mesías: "Porque un niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros. Y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz".

Cuando nació Jesús, los ángeles anunciaron su llegada a la Tierra declarando: "Les traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor".

Y todavía esperamos

La llegada de Jesús activó las promesas de Dios y las profecías de la Biblia hebrea. Los relatos del evangelio declaran que Jesús es Dios en forma humana, su Hijo que vino a la Tierra para reconciliar al pueblo de Dios a la alianza del pacto con Dios. Durante el Adviento, nos unimos a una tradición de varios siglos y esperamos. Así como el pueblo de Dios esperaba ansiosamente la llegada del mesías, nosotros recordamos su esperanza y anhelamos el regreso final de Jesús, cuando reúna al Cielo y a la Tierra en la nueva creación. Jesús es el Rey supremo, que encarna la paz, la alegría, la esperanza y el amor de Dios; vino a la Tierra para que pudiéramos volver a estar unidos a Dios.

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